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Cómo evitar que la rutina te vuelva improductivo

El reto de la vida cotidiana

¿Dónde se hacen los campeones? ¿en los campeonatos? ¿Dónde se hace los campeones olímpicos? ¿En las olimpiadas?

En ambos casos la respuesta es NO. Los campeones no se hacen ni en los campeonatos, ni en las olimpiadas. Esos grandes deportistas se hacen es en el campo de entrenamiento, en los entrenamientos diarios, en la cotidianidad del entrenamiento.

Un campeón olímpico le ha tomado años, y miles de horas de entrenamiento lograr tener rodeando su cuello, la presea dorada, o la plateada, o la de bronce.

Si fuera así de sencillo

Si fuera en las olimpiadas donde se hace un campeón olímpico, bastaría con que cualquier persona se presentara en el campo de competencia, participar en el certamen y listo, pero la realidad sí defrauda, no por la realidad misma, sino por nuestra osadía de encararla sin la seriedad que esta merece. No a cualquier admiten en un certamen de esas magnitudes.

Si improvisas, ¡Lo pagas caro!

Ahora bien. ¿Dónde se hacen?

¿Dónde se hacen los emprendedores que desean tener éxito con sus negocios?,

¿Dónde se hacen los profesionales exitosos que quieren tener éxito con su oficina donde ofrecen sus productos y/o servicios a sus clientes?

¿Dónde se hacen aquellos que corren de forma recreativa o competitiva una media e incluso una maratón completa?

¿Dónde se hacen aquellos que aspiran en un futuro cercano hablar otro idioma?

¿Dónde se hacen aquellas parejas que desean tener una relación exitosa?

En la vida cotidiana, en el día a día, en el momento a momento. En la vida cotidiana es donde sucede lo extraordinario, pero debes hacerlo viviendo de ese modo.

El valor ignorado de la vida cotidiana

En la cotidianidad es donde se madruga, se trabaja, se visitan clientes, se ahorra, se es detallista, se es paciente, se persevera, es en la cotidianidad donde te vences a ti mismo, te superas, doblegas la tentación de abandonar para seguir trabajando en el propósito que buscas.

Aristóteles decía que “La victoria más dura, es la victoria sobre uno mismo”. Buda decía algo similar cuando sugería que: “El más insigne de todos los guerreros, es el que se vence a sí mismo”

Lamentablemente la cotidianidad incluso a veces es percibida como rutinaria, y se llega a mirar hasta con indiferencia. ¡Terrible! Se presume entonces que cuando llegue un evento excepcional, allí sí entonces, se actuará de modo extraordinario, como un campeón.

Qué premisa tan errónea.

Persistir en una percepción errónea, no la hará verdadera

¿Cómo se supone lograrás ser extraordinario cuando se presentan grandes desafíos, si no te entrenas en tu lugar de entrenamiento, en tu gimnasio que es en tu vida de a diario, en tu cotidianidad, viviéndola de una forma excepcional?

¿Cómo lo vas a lograr si no te entrenas?

Si no has sido capaz de ser grande en los momentos cotidianos, difícilmente serás excepcional, en los momentos desafiantes.

El costo de desperdiciar la vida de a diario

La vida cotidiana es el campo de entrenamiento, es el gimnasio donde te entrenas para los campeonatos, es decir, para los desafíos que exigen de ti, el campeón altamente entrenado y capacitado para responder con altura a esos desafíos que tarde o temprano aparecerán.

Pero necesitas prepararte.

Un libro no se escribe de un día para otro, un idioma no se aprende de un día para otro, una relación no se vuelve sólida, fuerte de un día para otro, un negocio no se vuelve exitoso de un día para otro, pero debes trabajar en la cotidianidad como un campeón para en el día a día, escribas unas páginas del libro que deseas escribir, aprendas en el día a día unas cuantas lecciones del idioma que esperas aprender, es en la cotidianidad donde eres detallista, paciente, proactivo con tu pareja, visitas clientes.

Es en la cotidianidad, no hay otro momento para forjar la grandeza

Atesora la cotidianidad, el día a día, aprovechando al máximo tu momento presente.

No mates el tiempo.

Matar el tiempo no es un asesinato, es un suicidio.

Me sorprende que haya personas que digan cuando el año se está acabando que se les fue el año y no hicieron nada. Es como si hubiesen estado en automático, y de repente despertaran en un rápido y fugaz momento de conciencia para darse cuenta de cierto modo que se les fue otro año más, ¡Una año más Perdido!

Entonces dicen: ¡Tengo 40, 50, 60 años y no he hecho nada! Eso puede tener unas connotaciones que tienen sus explicaciones. Pero también se refiere a que en muchas ocasiones los sueños que se tenían o no se cumplieron, o se falló en el intento en repetidas oportunidades.

Perder el tiempo, es perder la vida

No obstante en un rápido examen, lo que notamos es como las personas terminan dejando ir su vida en actividades que no son para nada productivas, y lo peor, los alejan del cumplimiento de los objetivos personales.

Mucho tiempo consumido en internet, y muy seguido en actividades que no aportan y como ya dije, los apartan de aquellos objetivos que los harían crecer como personas, como profesionales, y los ayudaría a desarrollarse económicamente.

Cuando lo notan, se les ha ido gran parte del tiempo viendo el Facebook, el instagram, por mencionar tan solo algunas actividades a las que les invierten horas de modo improductivo.

El tiempo usado de modo improductivo, también tiene consecuencias

Lo mismo pasa con la televisión, y tantas otras actividades que se vuelven depredadoras del tiempo, único recurso que lamentablemente no podemos guardar, solo lo podemos atesorar, valorándolo mucho, usándolo proactivamente.

La manera en que vivas tu vida,

tu presente cotidiano, traerá consecuencias

Esa manera de vivir es lo que logra que la cotidianidad, “el gimnasio, el campo de entrenamiento donde se hacen los campeones” se forme una persona reactiva, perezosa, tendenciosa, débil, con falta de carácter, y obvio cuando se presenten los desafíos, estos le sobrepasarán, dejándoles en evidencia.

Un rápido vistazo

Por ejemplo. Es posible que haya personas que logren una titulación universitaria, habiendo burlado el sistema, es decir, no estudiaron, no se prepararon e igual, engañaron a sus profesores logrando buenas notas. Ahora supongamos que te presentas a un trabajo en el cual eres aceptado. Y cuando debes responder a las exigencias, será muy difícil con los enormes vacíos académicos poder desempeñarte con éxito, por no haberse formado honestamente.

Las mentiras (si eres experto diciéndolas) tienen una característica: funcionan en el corto plazo, pero en el largo plazo, quedarás en evidencia.

Ni siquiera podrás engañarte a ti mismo.

Lo que haces, y como lo haces, te define

La forma como usas tu tiempo, refleja lo que para ti, es más importante. No importa lo que digas, si terminan “invirtiendo” tu tiempo en otras cosas, eso es lo que es realmente importante para ti. En últimas, mañana terminarás siendo lo que serás, gracias a las decisiones planeadas, organizadas, o espontáneas, reactivas que tomaste hoy.

El problema es que muchos ven el trabajo como una carga, y sus espacios no laborales como un medio de fuga, a donde huyen lamentablemente, a vegetar. Las vacaciones en muchos casos, al igual que la jubilación para quedarse en el estante, es decir, para quedarse sentados, viendo como desfila una vida que se nos pasa de largo.

¡No puede ser!

Causa y efecto

Lo que es importante comprender ese gran principio natural que funciona en la mayoría de las cosas de la vida: “Recoges lo que siembras”. No esperes lograr desempeños óptimos (Ese es el fruto), cuando te la has pasado sembrando inconstancia, indisciplina, pereza, poco trabajo, apatía, mediocridad.

Recuerda, no se llama suerte el premio, el logro. Se llama mucho trabajo, estudio dedicado, constante, perseverante. Por más que quieras obtener rendimientos máximos, jamás podrás hacerlo, si no te preparaste para ello, si no aprovechaste en la cotidianidad, los espacios que tenías.

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