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SG-SST: cambios de comportamiento


Las cifras de accidentalidad y enfermedad laboral en Colombia dan cuenta de la urgente necesidad de implementar correcta y conscientemente el SG-SST.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que el número de accidentes en el trabajo asciende anualmente en el mundo a 317 millones, lo que tiene fuerte incidencia en el ausentismo laboral, la calidad de vida de los trabajadores y en el impacto económico, tanto para las empresas como para los sistemas de seguridad y salud de cada país.

Por otro lado, las cifras de accidentalidad y enfermedad laboral en Colombia dan cuenta de la urgente necesidad de implementar correcta y conscientemente, el Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST). Con base en esto, ¿no es mejor para los empleadores construir, implementar y desarrollar a conciencia, con responsabilidad, un Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo? Y para los trabajadores ¿concientizarse en el uso adecuado de las medidas de control, como por ejemplo, los elementos de protección personal (EPP) para mitigar o disminuir los riesgos a los que están expuestos?

Implemente un programa de sensibilización y entrenamiento en el uso adecuado de los EPP

La implementación de un programa de sensibilización y entrenamiento en el uso adecuado de los Elementos de Protección Personal (EPP), debe iniciar por la correcta selección del mismo, ésta debe enmarcarse dentro de los requerimientos de ley del país, buscando que se asegure, por ejemplo, el uso de elementos certificados bajo un estándar nacional o internacional reconocido. Es común encontrar que el resultado de este análisis, en lo relacionado con la selección, finaliza en una matriz de EPP que incluye las actividades, los riesgos valorados y el elemento de protección con sus características de desempeño y certificación.

Es fundamental realizar un proceso de identificación, evaluación y control de riesgos completo que asegure la definición de los EPP según el riesgo evaluado, en donde se tengan en cuenta las condiciones del entorno, el tipo de riesgo, la exposición, las limitaciones del EPP, la compatibilidad con otros elementos y por supuesto, las condiciones de confort y protección del trabajador.

Este proceso debe ser tan dinámico según como cambien las condiciones de exposición en el área de trabajo; deben además tenerse en cuenta las condiciones de salud del trabajador, como por ejemplo, su aptitud médica para ser usuario de un elemento de protección respiratoria, de modo que no se generen situaciones de riesgo adicionales en el momento en que el empleado vaya a usar el equipo.

Como todo proceso de mejora continua, debe tener como input las estadísticas de accidentalidad y ausentismo, de modo que se puedan priorizar el orden de las actividades según sean los riesgos de mayor impacto en la operación.

Dentro de los elementos de protección personal más comunes se encuentran los cascos para la protección de la cabeza, los lentes de seguridad y las monogafas para la protección visual, los protectores de copa y tapones de inserción para protección auditiva, la cinta reflectiva, los trajes en cuanto a lo relacionado con protección corporal y los respiradores de libre mantenimiento, reutilizables o equipos motorizados de suministro de aire para protección respiratoria.

Ahora bien, además de seleccionar los EPP que vayan acorde al tipo de riesgo identificado en esta primera etapa, otro factor fundamental es el confort. Un error que comúnmente se identifica, es seleccionar los equipos sin evaluar el nivel de confort en el trabajador cuando todos los elementos están juntos. Se puede citar el ejemplo de un soldador, el cual, de manera general, deberá utilizar varios EPP por los riesgos asociados a su labor, tales como casco de seguridad, careta de soldar, protector auditivo y respiratorio, peto, guantes, polainas y botas de seguridad. ¿Qué pasa por ejemplo si el respirador es muy grande y no deja que la careta ajuste correctamente? Un trabajador que tenga un equipo que le sea confortable va a tender en mayor medida a utilizarlo correctamente.

Por tanto, una vez se asegure que la selección del EPP es la adecuada desde el punto de vista de riesgo y confort, es fundamental asegurar un correcto uso, es aquí cuando de manera primordial el trabajador entra a jugar un papel clave.

La sensibilización y los cambios de comportamiento

Un correcto uso del equipo implica en primer lugar que el trabajador conozca y entienda el porqué del uso. En algunas ocasiones, se tiende a entregar un EPP a un empleado sin que éste conozca las razones de su utilización o los beneficios que le trae a su protección y seguridad.

Por lo anterior, en una segunda etapa, luego del proceso de selección, se debe continuar con la capacitación del usuario final. Ésta debe incluir un resumen del análisis de riesgos, el porqué de la selección y la forma adecuada de usarlo; en este último aparte de la capacitación, deben incluirse aspectos como: cómo ponerlo y retirarlo, instrucciones de cuidado y mantenimiento, cuándo cambiarlo y las limitaciones del EPP. Todas estas instrucciones deben estar alineadas con las recomendaciones del fabricante del elemento.

Por mencionar solo un caso, según un estudio hecho por 3M Chile, empresa proveedora de productos que mejoran la seguridad y protección de los trabajadores, el 30% de quienes utilizan protectores del tipo tapón podrían perder la capacidad auditiva a pesar de estar usándolos durante su jornada laboral. Sin embargo, la causa no radica en los protectores, sino en que deben ser utilizados correctamente portándolos durante el 100% de la jornada, garantizando de esta manera la protección esperada.

Es aquí donde no sólo vale que el elemento sea el adecuado, que cumpla la normatividad, que sea certificado, si el trabajador no lo usa correctamente. Por eso, una vez realizado el proceso de capacitación, debe trabajarse desde el punto de vista de la sensibilización, para que cuando el trabajador esté expuesto al riesgo, siga todas las instrucciones de uso.

Cada día se implementan más campañas de sensibilización y desarrollo de una cultura de seguridad al interior de las organizaciones, que van en pro de asegurar un correcto proceso de control de los riesgos. En ellas, se hace mucho énfasis por ejemplo, en que el trabajador al final de su turno, debe llegar a su hogar en las mismas condiciones de salud e integridad con las que inició su actividad; de esta manera, no es aceptable la generación de un accidente de trabajo o una enfermedad laboral; trabajar hacia la meta de 0 lesiones debe ser una realidad.

En la tercera fase de implementación del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo, debe evaluarse su importancia mediante la utilización de indicadores de impacto, cobertura y cumplimiento, así como los indicadores de frecuencia y severidad de los accidentes, los indicadores de prevalencia e incidencia de enfermedades, y los indicadores de cobertura de capacitaciones, cumplimiento de actividades y eficacia de sus acciones.

La OIT indica que, a nivel global, cada día mueren 6.300 personas por causas relacionadas con accidentes o enfermedades laborales, lo que significa que al año se producen más de 2,3 millones de fallecimientos. Cifras como estas soportan la responsabilidad que tienen las empresas de implementar Sistemas de Seguridad Laboral para el bienestar de sus empleados.

La sensibilización es fundamental para que los colaboradores interioricen el concepto de autocuidado, sean ellos mismos quienes elijan protegerse y aprendan a diferenciar un comportamiento seguro frente a uno inseguro, para que en últimas, sea claro que es responsabilidad de todos asegurar un ambiente de trabajo libre de lesiones e incidentes.

Usos deficientes de los EPP

Protección respiratoria

Un ejemplo frecuente en el uso de respiradores, está relacionado con la falta de ajuste del mismo. Hablando de respiradores de libre mantenimiento (desechables), es común observar que pese a que el respirador tiene 2 bandas para garantizar su ajuste, solo ajustan una, lo cual, por supuesto, no asegura ningún nivel de protección.

Protección visual

Con cierta frecuencia se observa al usuario de gafas de seguridad con éstas soportadas sobre la cabeza o el cuello, mientras están expuestos a una partícula o proyectil, generando por tanto, un riesgo alto de lesiones a nivel de ojos.

Protección auditiva

Un ejemplo común tiene que ver con la inadecuada forma de colocación de los tapones auditivos, los de espuma deben insertarse al canal auditivo de forma adecuada, asegurando el nivel de protección cuando se expandan; este elemento puntualmente requiere un buen nivel de capacitación para su correcta colocación y depende de esto que la protección sugerida y reducción de ruido se garantice.

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